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Como un producto más de la enunciada cultura “pop” a la mexicana que caracterizó a los años 90 del siglo pasado, el famoso maratón Guadalupe-Reyes se ha convertido en referente sociocultural en un país en donde hay más gente que cultura, y más chupe que maratones. Octavio Paz decía que somos un pueblo bullicioso que a partir de su bullicio pretende esconder un irreparable e irrenunciable sentimiento de soledad universal. Lo que Paz nunca entendió es la camaradería que se vive alrededor del sagrado maratón, una vez destapada la primera cerveza. A continuación enunciamos las 7 principales razones por las cuales vale la pena adherirse a tan importante tradición mexicana.

1.- Somos aventados; nos gusta la idea de participar en un maratón, aunque sea de naturaleza no-deportiva. Incluso, hasta podemos usar shorts o pants durante la duración del magno evento.

2.- Somos tradicionales; el simple hecho de que el maratón empiece el día del “santo” de nuestra virgencita morena, ya concede cierto aire de solemnidad religiosa al evento, situación que nosotros, creyentes abnegados, asimilamos como manda.

3.- Somos competitivos; la sola mención de la palabra “maratón” nos genera la idea de alzar el trofeo en medio de carcajadas desesperadas y ante la mirada envidiosa y cansada de todos aquellos que se quedaron atrás.

4.- Somos incluyentes; todos pueden participar en el maratón. No discriminamos por género, condición social, afiliación política, porra, barrio o colonia. De hecho, entre más seamos, más interesante se pone la “competencia”. La variedad siempre le pone sabor a todo.

5.- Somos históricamente dados a la parranda; en cualquier momento, a toda hora, en cualquier lugar; haciendo frío inclemente o calor pegajoso, a todos nos gusta el guateque, nos llama el desmadre y sucumbimos ante cualquier invitación de destapar unas frías, aunque sea en la banqueta de la tienda.

6.- Somos amigos; las ciencias sociológica y antropológicas nos han enseñado que las relaciones de amistad adquieren un grado supremo de chidez y veracidad que sobrepasan cualquier contrato firmado de manera formal. Somos más amigos una vez que nos empedamos juntos. Siempre.

7.- Somos azotados ante la realidad; motivo por el cual resulta bastante conveniente iniciar el año bajo los efectos del delirium tremens, en lugar de iniciarlo desde la conciencia lúcida de todo lo que debemos en este principio de 2015.


 por Carlos Freeman: @caufree
(Un Hombre Libre)

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