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#AhoraSuena:

“La labor de un buen policía es precisamente esa;
proporcionar una certeza que, aunque tardía, pueda
brindar cierta paz a los familiares de los desaparecidos.”

John Katzenbach, “La sombra”

El sol asoma sus primeros rayos a través de un horizonte lejano. “Ajeno y triste”, pienso al sorbetear un café que me sabe a mentira. Desde el día de ayer había planeado escribir mi nueva columna para iWeyRadio; quería hablar de los últimos conciertos que llenaron de ritmo el corazón de la chilanga ciudad de México. Quería escribir de la música que nos une, aquella que siempre nos ha unido y a la que pertenecemos, de una o de otra manera.

No es así. Mi cabeza está aún enfocada en las noticias que acaban de cimbrar –una vez más- a nuestro México, país de largos amaneceres lejanos y tristes, cuya aurora tarda en llegar. ¿Cómo entender las declaraciones de prensa de Murillo Karam y su hastío al hablar de una situación que claramente lo ha sobrepasado?, ¿cómo aceptar el hecho de que nuestro presidente haya decidido abordar un avión con destino internacional, justo en el momento en que su país se desmorona, al igual que sus ilusiones de campaña de “mover a México? A todo esto, ¿hacia dónde lo está moviendo?, pareciera que a su tumba.

El resultado de las declaraciones de la Procuraduría, pensé, servirían al menos para proporcionar cierta certeza a los dinámicos familiares de los jóvenes estudiantes de Ayotzinapa. Pero muy pronto se tejió de nuevo el engaño, esa eterna red de mentiras que nos hunde en una ignominia que desgarra nuestro tejido social, atravesando como espada el corazón de una sociedad que ha aprendido a temer a las instituciones que deberían cuidar su bienestar. El telón cae muy pronto y se nota claramente los signos inequívocos de un montaje planeado para oscurecer una verdad que se anuncia terrible: el asesino está suelto. Oscuro es el corazón de aquellos que arrebatan la vida joven y revolucionaria, pero es sórdido y humeante el corazón de aquellos que dieron la orden indiferente para que así ocurriera.

Mi amanecer es ahora un sendero que conduce a la tristeza. La tristeza de un pueblo que camina sin ojos y conducidos de la mano por asesinos. Ellos nos conducen, nos arrastran, nos llevan de las greñas, de una supervivencia diaria a una muerte segura, derivada de los nuevos crímenes que hoy son como el símbolo de la Estrella de David en la Alemania Nazi: ser joven y estudiante, ser preparado y contestatario, ser pro activo y dueño de un sentido de defensa ante la injusta danza de poder que cada tanto se renueva.

Abrigo aún la esperanza de ser leído por ti, México herido, y arrancar un suspiro que te haga salir de tu letargo. No estás solo, nunca lo has estado. Hoy mi amanecer triste me arrebata, y necesito que me hagas saber que yo tampoco estoy solo. Necesito saber que nadie nunca está solo, pues donde exista una pluma y una página en blanco, ahí vivirá mi prosa rebelde para señalar que sólo podremos ser libres cuando no tengamos la pesada bota militar sobre nuestros cuellos. Mi voz es ahora para los familiares de los caídos; no desesperes, no sucumbas. Vengo bajando como un dibujo para estar a tu lado.


 

 

por Carlos Freeman: @caufree

(Un Hombre Libre)

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