Siempre lo he dicho, mi especialidad musical es llegar tarde a las tendencias; conocí el britpop y el grunge a mediados de los 2000 y el me interesó el nü metal hace unos 5 años. La única ventaja a vivir con un semipermanente retraso musical, es el que casi siempre te quedan más opciones de sorpresa que a tus cuates trendy que conocieron a todas las bandas “desde su primer disco, antes de que perdieran su esencia”.
Ya explicada esta situación, quedará más clara la gran ayuda que me ha dado seguir ciertas series de TV o, en ocasiones, poner más atención al soundtrack que a la trama de una película; en los tiempos actuales, estas son dos increíbles fuentes de nuevas (ok, no siempre, sólo que YO no las conozco) propuestas musicales, ahí van unos ejemplos:
Band Of Skulls.
En 2011 corría la temporada 8 de CSI:NY y el capítulo 3 arrancaba con una guitarra que parecía traída del amplificador de segunda mano de algún chavo setentero.; Death by diamonds and pearls atrapó mi atención de inmediato y me llevó de la mano a Baby Darling Doll Face Honey, álbum con el que Band of Skulls debutó en el 2009. Un año después los vimos en el festival Indio Emergente y supimos que debíamos ver CSI más seguido.
Gary Numan
Primero que nada, existe una razón completamente lógica y justificada para que un servidor se siente frente a una pantalla, sin parpadear, atento a algo llamado Pretty Little Liars: Lucy Hale (dejen de reír, por favor). Como valor agregado, he encontrado que dicha serie contiene uno de los soundtracks que más han fascinado mi eternamente adolescente oído desde Dawson’s Creek (en serio, ya no se rían). Así conocí a Gary Numan, prácticamente cuando Mr. Numan llevaba más de 30 años de carrera y era considerado como gran influencia por artistas como Trent Reznor, Marilyn Manson y Dave Grohl. ¿No les digo?, siempre tarde, caray.
The Pretty Reckless
En este caso particular, debo admitir que la banda sonora de Kick-Ass no me había atrapado tanto como la estética saturada y trashy del video de Make Me Wanna Die, o lo que es lo mismo, la estética saturada y trashy de Taylor Momsen. Aún sin considerarlos como una banda virtuosa, su simplicidad, ese revival de la actitud glam de los 80 y un giro hacia ritmos más setenteros en su última producción, terminaron por hacerme fan de los Reckless (o casi lo mismo, de Momsen).
En resumen, debo agradecer a la pantalla (grande o chica) varios elementos de mi librería musical y prometo ampliar esta lista en futuras notas, por ahora, está a punto de empezar Pretty Little Liars una junta importante a la que no puedo faltar, debo correr.
Por Adal Ortega: @ortegayanez