¿Le gusto o no le gusto?, ¿lo beso?, ¿me besará?, ¿nos gustamos? ¿sólo somos amigos?… Todas estas preguntas nacen cuando estás dentro de una Zona de Seguridad, pero para estarlo se necesitan dos.
Llevo días tratando de pasar al nivel consciente algo que vivió, vive y vivirá en el subconsciente. Te ahorraré el trabajo de preguntarte “¿En qué punto estamos de nuestra relación/amistad?”, y te diré cuál es tu situación y la de muchos.
El inicio no lo recordamos, es como los sueños: no sabemos cómo llegamos a esa situación donde ya nos hablamos, escribimos (mail), masajeamos (sms), ‘whatssapeamos’, utilizamos ‘inbox’ o cualquier mecanismo de interacción diariamente; pero sucede. De pronto ya somos amigos, cómplices y siempre nos aseguramos confesiones y sentimientos únicos. Es evidente que al menos uno tiene interés en el otro, más allá de una simple amistad… El problema es saber ¿quién de los 2? Ambos pueden tener interés por el otro, en el mejor de los casos; pero cuando tú empiezas a preguntarte ¿será que yo también le gusto?, ¿será que sólo quiere que seamos amigos?, ¿sentirá lo mismo que yo?… ¡Ya valiste madre!
Todas estas preguntas tienen un origen, no nacen de tu imaginación; nacen de factores que denotan un interés más allá de una simple amistad, como todo lo antes mencionado: mensajes, llamadas etc…
Son estos factores que presumen darnos un lugar privilegiado en la vida del otro, los que nos encierran en una Zona de Seguridad, la cual puedes identificar como la promesa del “tal vez sí, o tal vez no”
La Zona de Seguridad es donde hablas, dices, insinúas; pero jamás afirmas, de ahí viene su nombre, es un zona en la que puedes recibir muchos beneficios sin tener que dar mucho a cambio, digamos, no tienes obligación de nada porque son “amigos”. Es aquí donde puedes pensar que sí le gustas; pero si un día te atreves a confesarlo y asegurarlo puedes toparte con un “siento mucho haberte dado esas señales erróneas” o un “lamento que hayas confundido mi amistad”; pero también está el juego propio donde aplicas la de “jamás lo dije con otra intención que no fuera la de nuestra amistad”. Es dentro de esta zona que nos mantenemos seguros, sin dar el paso que quisiéramos porque aún no hay nada claro. ¿Cuánto puede durar?, meses, años… Depende mucho de quién se decida a salir; pero para hacerlo sólo hay una llave: Un beso.
Si confiesas que esa persona te interesa más allá de una amistad, es muy probable que fracases y te aplique una de las trilladas frase que ya mencioné, así que mejor habla con un beso, y tal vez así la otra persona también se decida.
La Zona de Seguridad tiene niveles: éste es el básico; pero tenemos el siguiente modelo, donde se besan, acuestan y todo lo que te imagines; pero en este caso tu seguridad radica en el famosísimo “No somos nada”,siempre dentro de la zona donde nadie propone qué son al final… y salir de aquí es más peligroso, porque ya no hay una llave (beso), salir de aquí es arriesgarse al “somos amigos con derechos”
¿Cómo saber si estoy en una zona de seguridad?
Antes de poner los puntos clave debes ser tú el interesado en la otra persona, no podemos hablar por el otro.
1. Aseguran trato especial, diferente a las demás personas el uno con el otro
2. Se refieren y reiteran la palabra “amig@” antes o después de cualquier comentario
3. Hacen insinuaciones sobre sus sentimientos; pero jamás son claras, siempre ambiguas “te quiero mucho” <- “¿cómo me quieres?” Ésa es la cuestión
4. Tienen contacto diario de cualquier forma
5. Si salen con alguien más, se muestran despreocupados y alientan al otro al éxito en caso de que esa salida dé para más.
6. Se aseguran entendimiento único
7. Utilizan todas las plataformas posibles de comunicación constantemente (no intermitentemente)
8. Se envían cosas, regalos que a nadie más le dan
9. Gastan en llamadas de manera equitativa; sino solo tú le hablas, no estás en Zona de Seguridad, aún eres su fan.
10. Se buscan de manera balanceada, si sólo l@ buscas tú, aún eres su fan.
Así que si te sientes en esta mentada zona y quieres saber… Bésalo, sólo así saldrás de manera digna del lugar donde te encerraste.