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Muse en iWey Radio

“El 2012 en el rock, también es un año de cambio.“

La evolución es un proceso natural al que todo sistema y cuerpo es sometido.

La música como arte no es la excepción. Ya no hablemos de las formas (muchas veces ilegales) en que se consume; el desgastado tema sobre los formatos o los precios con que se trafica tan humana forma de expresión.

Hoy hablemos de la evolución de lo que escuchamos. Como cada año, el ciclo comienza a cerrarse, a la fecha casi todos los discos anunciados se han lanzado y las giras en que se embarcan nuestros artistas nos ilusionan con la esperanza de poder verlos en vivo.

No negaré que el 2011 fue por demás generoso, pero este 2012 está siendo excepcional. No solo por la cantidad de buenas piezas que han sido presentadas, sino por el hecho de que muchas de esas (cuasi) obras de arte, vienen de bandas nobeles que en base a calidad está comenzando a cerrar el círculo y completando el cambio generacional.

Si le paso a los dinosaurios, por supuesto que le puede suceder a los artistas. Desde luego el legado es perpetuo, sin embargo, el camino parece comienza a estrecharse para aquellos que se literal, se durmieron en sus laureles.

Sea cual sea la razón, bandas y artistas como The Cranberries, Garbage, No Doubt y Alanis Morrisette (entre muchos otros), dejaron correr el reloj y eligieron para sus “triunfales” regresos, el momento del cambio. No es de extrañarse que con trabajos que se basan más en la melancolía del escucha y en formulas gastadas, la mayoría no logro el objetivo, entregando discos medianones, para que todo quedara en un intento.

Sin negar la calidad de algunos de los trabajos que estos icónos de los 90´s presentaron, parece que en esta epóca no hay espacio para el medio, y desgraciadamente ahi se quedaron.

El fenómeno indie parece haber llegado al punto más alto con The Killers (quiénes honestamente, este vez tampoco ofrecen nada nuevo) y Muse, quienes esta temporada se cuelgan la capa de héroes del rock de estadio. Si, estas son ahora las estrellas que abarrotan gigantescos recintos, acaparan las portadas de revistas y no sueltan las primeras posiciones de los charts.

Peldaños más abajo, bandas como The XX, The Vaccines, Mumford And Sons, Baroness y Tame Impala en sus respectivos géneros, causan una expectación, que da gusto. Vaya que tenía tiempo de no emocionarme por tantos lanzamientos a la vez. Blenderbuss de Jack White es una joya moderna, Shields de Grizzly Bear una maravilla y Four de Bloc Party raya la genialidad.

En el boulevard del rock popular, las luces se encienden, nuevos nombres brillan en las marquesinas, nuevos actos se presentan y solo está en nosotros en atrevernos a entrar y deleitarnos con el espectáculo.

Sera difícil, más no imposible, que esta nueva generación llegue a contar con artistas tan longevos y legendarios. Hay fenómenos que no se repiten jamás y las nuevas tecnologías han facilitado tanto el acceso al producto, haciéndolo caer no solo en una devaluación de tipo económico, sino apreciativo. A la par, el mito de el artista como ser casi místico, ha ido diluyéndose gracias a la vinculo tan directo y cercano que las redes sociales le han permitido establecer con aquellos seguidores que en otro tiempo lo hubieran visto como una criatura inalcanzable.

Sin embargo, atención, no todo son nuevos talentos, como decía, aquí no hay lugar para medios y es que, si por un lado tenemos a las promesas, por otro lado legendarios como Neil Young con no uno, sino dos excelentes discos; Leonard Cohen con su Old Ideas y Bob Dylan con su retro Tempest demuestran que hay nombres y hombres.

En fin, con esta pre-evaluación entramos a la recta final del año, las localidades lucen agotadas y a menos que alguna sorpresa como la que nos dieran The Black Keys el diciembre pasado cuando con El Camino llegando de últimos arrasaron, la suerte de momento parece estar echada.

¿Nos asombrara Soundgarden con un épico regreso en King Animal?, Dos y Tré traerán más y mejores momentos de este nuevo aire que se da Green Day?.

Momentos de transición, afortunados de vivirlos y sobre todo, escucharlos.

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