Desde pequeñ@s, los medios, las campañas publicitarias, las mismas caricaturas de Disney, y un sin fin de códigos misóginos implícitos y explícitos nos enseñan ese estereotipo de LA “mujer ideal”, voluptuosa, despampanante e hipersexualizada; la cual utiliza ropa entallada y escotada para lucir ese cuerpo perfectamente desarrollado; que en todo momento está maquillada para aparentar unos labios rojos carnosos y unos enormes ojos. Esta mujer es cursi, pero a la vez sensual; le han quitado tanto el derecho a pensar, que su vida se resume en ir al “gym” (para mantener la figura –muchas veces operada-), ir de “shopping” y encontrar a su “Príncipe Azul”.
Ojo, no confundamos el hacer ejercicio para tener un cuerpo saludable, con la esclavización a un gimnasio para mantener en perfecto estado esa frivolizada figura de muñeca Barbie para que ese “Príncipe Azul” las elija al puro estilo de la Cenicienta. Quizá he ahí la clave del por qué yo no podré tener una Barbie de novia; en primera porque una mujer NO es una posesión, las personas no son de nosotros, no las guardamos en una vitrina, ni nos endosan su acta de nacimiento; simplemente se está en una relación. Y en segunda porque estas mujeres a quienes defino como “víctimas del machismo femenino”, ven su cuerpo como una inversión a corto y mediano plazo, ya que ese objeto de deseo no podrá ser tocado por cualquiera; tendrá que ser alguien “especial” (preferentemente alguien que pueda pagar ese sacrificio con una boda, una casa, y una camioneta del año para recoger a los niños del mejor colegio). Si lo analizamos, por mucho que queramos disfrazarlo, podríamos detectar ciertas similitudes con la prostitución. No olvidemos que aunado a esto, la mayoría de las veces, este tipo de mujeres tienen que renunciar al libre pensamiento, y adoptar una actitud obediente, servicial y sumisa para aceptar los errores del muñeco “Ken”.
Una “Barbie Girl” no se fijaría en mí, porque pienso que una relación de pareja es de dos, además de que jamás “compraría” a una mujer, ni con regalos, departamento, camioneta, joyas, ni mucho menos con la promesa del “amor eterno” en un altar. (Sin mencionar que ni siquiera me es costeable, jajajajajaja)
Una “Mujer Perfecta” no aceptaría ser mi pareja porque yo no cumplo con los cánones del “Príncipe Azul”, atlético, proveedor y machista. Ella jamás le haría caso a un “gordito-progresista-hippie” como yo.
No podré andar con una Barbie porque cuando envejezca, y la belleza se le halla ido, sería otra persona y, ¿dónde quedaría eso de “para toda la vida”? .
Jamás seré el “Ken” de una Barbie porque creo firmemente en la equidad de género, y estoy en contra de que el cuerpo femenino requiera de aprobación ajena para adaptarse a los deseos del pensamiento machista
Barbie NO es para mí porque su imagen no es real, y quiero una mujer libre e independiente que me pueda ofrecer un amor de verdad.
(Video: "Supervenus" cortometraje de Frédéric Doazan ganador del 17º Festival de Cortos de Bruselas. En él, el autor denuncia los cánones de belleza que impone la sociedad occidental, incompatibles con la salud física y psicológica.)
por @JoseManuelRadio