De brindis y risas
La tarde pardeaba mientras el frío crecía en una intensidad lenta pero irremediable. Mediaba la tercera semana de diciembre, época de alegres reuniones, aunque muchas de ellas, hay que decirlo, se dan sin planearlo, suceden de repente, sin aviso ni antelación, brotan de las tardes que pardean en el horizonte. Así sucedió aquel día. Me bajé del colectivo cerca de mi casa, y el grito del ...